Chiapas y la sorprendente tradición cervecera indígena
- atlacho
- 28 nov
- 2 Min. de lectura

En Chiapas, la historia de la cerveza no puede separarse de algo más antiguo, profundo y ritual: el posh. Mucho antes de que la cerveza industrial llegara en botellas de vidrio a San Cristóbal de las Casas, los pueblos tzotziles y tzeltales ya tenían una relación íntima con las bebidas fermentadas y destiladas. El posh —mezcla de caña, piloncillo y salvado de maíz— no era solo un trago fuerte: era medicina, vínculo comunitario y llave ceremonial. Su consumo estaba regulado por autoridades tradicionales y reservado para momentos clave: matrimonios, curaciones, acuerdos y fiestas mayores.
Cuando la cerveza llegó, a finales del siglo XIX y principios del XX, no sustituyó al posh. En cambio, se integró poco a poco al paisaje ritual y cotidiano. Las primeras botellas —Caribe, Moctezuma, y después Superior o Carta Blanca— aparecieron en mayordomías, misas, fiestas patronales y reuniones comunitarias. En algunos pueblos se bebían ambas: el posh para cerrar un pacto, la cerveza para celebrarlo.
Lo que sobrevive hoy de esa tradición
A pesar de la expansión de las cervezas comerciales, el posh sigue siendo un pilar cultural en lugares como San Juan Chamula, Zinacantán y San Andrés Larraínzar. Su uso ritual continúa vivo, y en mercados de San Cristóbal todavía se compra en botellas recicladas y sin etiqueta, como si el tiempo no hubiera pasado.

Incluso en contextos urbanos, es común que familias chiapanecas mezclen ambas tradiciones:
En bautizos y bodas rurales se sirve cerveza junto a posh.
En fiestas patronales, las rondas de cerveza siguen un orden ritual que deriva de antiguas dinámicas de reciprocidad.
Las autoridades tradicionales aún ofrecen posh antes de dialogar… pero la cerveza aparece al cerrar la jornada.

Y la cerveza artesanal chiapaneca hoy


En paralelo, Chiapas vive un momento especial: una escena cervecera artesanal pequeña pero vibrante, muy influenciada por la identidad local. A diferencia de Tijuana o CDMX —donde domina la IPA— en Chiapas la creatividad se dirige hacia ingredientes nativos:
Cervezas con cacao de Soconusco, recuperando la tradición cacaotera de cientos de años.
Ales infusionadas con café de altura de los Altos y del Triunfo.
Cervezas con miel de montaña, canela, jamaica, vainilla y especias locales.

Proyectos como Cervecería La Heroica, Cervecería Camino, Cervecería Naufragio y Yomol A’tel (que experimenta con ingredientes comunitarios) han tejido una identidad que mezcla modernidad, agricultura local y un profundo respeto por la tradición.
En festivales como el San Cristóbal Beer Fest, no es raro encontrar puestos que venden posh artesanal a unos metros de stands cerveceros: una convivencia que no solo es comercial, sino cultural. Chiapas logra algo único: juntar la modernidad del lúpulo con la ancestralidad del maíz y la caña, sin que ninguno borre al otro.








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