La semana santa llegó y con ella, los días soleados y las tardes que nos hacen sudar como si estuviéramos en un sauna. Pero no te preocupes, porque tenemos un aliado infalible: la cerveza. ¿Por qué nos gusta tanto cuando hace calor? ¡Vamos a desvelar algunos secretos!

La cerveza y su frescura ancestral
Desde tiempos antiguos, la cerveza ha estado ligada al clima cálido. En México, entre mayo y junio, el consumo de cerveza se dispara. ¿Por qué? Aquí van algunas razones:
Aromas liberados: Aunque muchos prefieren la cerveza bien fría, en países como Alemania, la sirven a “temperatura de bodega” (alrededor de 10-15°C). A esta temperatura, la cerveza libera una variedad de sabores y olores. ¡Es como un festival de sensaciones en tu boca!
Tradición y costumbre: Antes de la refrigeración, la cerveza se servía directo del barril a la barra, sin opciones de temperatura. Esta tradición sigue viva en muchos países europeos. Así que, sí, la cerveza “caliente” a temperatura ambiente es normal en algunos lugares.
Variedad de estilos: Las cervezas mexicanas son como un arcoíris de sabores. Desde la Angel Caído de la Cervecería Concordia (un híbrido entre cerveza y hidromiel) hasta la Diosa Blanca de la Cervecería Minerva (con notas cítricas y refrescantes), cada estilo tiene su momento y temperatura ideal.
Curiosidades y rarezas cerveceras
Negra Modelo: Aunque es oscura, se sirve a 5.3% de alcohol y ofrece un sabor equilibrado. Su temperatura óptima es de 12-14°C.
Barleywine e Imperial Stout: Estilos con alto contenido alcohólico, ideales para disfrutar a 3°C y 9% de alcohol respectivamente. ¡Son como un abrazo caluroso en forma de cerveza!
Cerveza caliente: En Bélgica y otros países europeos, prefieren la cerveza a temperatura ambiente. Una elección interesante para los aventureros. ¿Te atreverías?
La cerveza en la antigüedad: La fermentación se llevaba a cabo en cuevas o sótanos oscuros. Estos lugares proporcionaban una temperatura constante y protegían la mezcla de la luz solar directa. Además, la humedad y la frescura de estos espacios eran ideales para el proceso.
En la antigua Mesopotamia, la cerveza no solo era una bebida, sino también un alimento básico. Se consumía en las comidas diarias y se consideraba esencial para la supervivencia.
Así que, querido lector, la próxima vez que sostengas una cerveza en tus manos, tómate un momento para apreciar su sabor y aroma. La próxima vez que tomes una cerveza fría en la playa, piensa en aquellos antiguos cerveceros y brinda por su legado. ¡Salud! 🍻
¿Fría o al tiempo? La elección es tuya, pero recuerda: ¡moderación y disfrute! Y por si te preguntas, en México, ¡cada persona consume en promedio 67 litros de cerveza al año! 🍺


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